Cuando los aficionados atléticos que conocemos en profundidad los
avatares de la gestión de Miguel Ángel Gil Marín y Enrique Cerezo al frente del
Atlético de Madrid, nos vemos obligados a afrontar el día, desayunándonos con
noticias de este estilo:
se nos abren las carnes e irremediablemente todo se torna amargo, plúmbeo y
pestilente. Dan ganas de vomitar y
volverte a la cama sin remisión.
Los que no ignoramos que Gil Marín fue condenado en el 2004 por el
Tribunal Supremo a 18 meses de prisión por estafar al Club.
Los que no podemos pasar por alto que a pesar de tal condena,
sigue ejerciendo como Consejero Delegado amparado por el Consejo Superior de
Deportes, la Liga Nacional de Fútbol Profesional y la Real Federación Española
de Fútbol, aunque la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas, la Ley de
Sociedades de Capital y los Estatutos del Club, inhabiliten para tal cargo a
los condenados, como Gil Marín, por delitos económicos.
Aquéllos que sabemos a ciencia cierta que Gil Marín ha venido
percibiendo retribuciones durante años por valor de más de 11 millones de
euros, como consejero delegado del Club, cuando dicho cargo se contemplaba como
gratuito en la Ley de Sociedades de Capital y en los propios Estatutos del
Club.
Todos los que no olvidamos ni perdonamos que hubo un fiscal anticorrupción
que declaró que la familia Gil se había dedicado al saqueo continuado del Club
Atlético de Madrid durante años.
Quienes hemos sido testigos de cómo la justicia ha anulado
ampliaciones de capital en fraude de ley y ha declarado fraudulenta la conversión del Club en
Sociedad anónima Deportiva, sentencia del Tribunal Supremo mediante, declarando
dicha conversión como un delito de apropiación indebida prescrito , del cual
fue autor el fallecido Jesús Gil y Gil y cooperador necesario Enrique Cerezo
Torres.
Esos que tomamos conciencia de que sendas operaciones urbanísticas
de Alcorcón y Mahou-Calderón han sido igualmente declaradas ilegales, con un
quebranto económico millonario para el Atleti.
Todos esos aficionados atléticos, que conocemos al dedillo la
lacra y el estigma que la familia Gil y Cerezo suponen para el Club, no nos
merecemos leer estas frases la mañana de un jueves tan bonito, soleado y
prometedor:
“Gil Marín hizo especial hincapié en el
respeto a la tradición de los clubes: “Es importante garantizar la estabilidad
presupuestaria, que vengan a aportar, no a buscar protagonismo o ventaja
personal.
El club no es de nadie, es de la
afición, de los medios, de la historia del club…
Mas allá de la estabilidad y de mejorar,
el que venga debe compatibilizar su modelo con los valores de cada afición.
Conozco bien los de la mía, cada vez que damos un paso lo analizamos para
evitar el rechazo y garantizar el respeto a los valores”.
O igual estoy confundido y
sí nos lo merecemos. Es posible que todo esto no importe. Que la hinchada
atlética se haya ganado a pulso que se hayan apropiado delictivamente de su
club. Es fácil que muchos encuentren justificado lo que hicieron Jesús Gil y
Gil y sus cómplices. A estas alturas ya no merece la pena, a mí ya me han jodido
el jueves pero…
Mañana será otro día.
Pues que quieres que te diga Jesus que esto es una verguenza y que los que van al campo se tenian que concienciar y pedirles responsabilidades a esta panda de golfos delincuentes
ResponderEliminarAllá cada cual, ya es tarde para eso, Julián
EliminarAllá cada cual, ya es tarde para eso, Julián
EliminarPara los que habéis luchado porque tanta ilegalidad no haya podido ser silenciada debe ser un honor seguir en la brecha denunciando a estos golfos apoyados por una prensa perversa.
ResponderEliminarGracias por todo.
No es una cuestión de honor, sino de dignidad y sobre todo amor por unos colores
EliminarNo es una cuestión de honor, sino de dignidad y sobre todo amor por unos colores
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