jueves, 5 de enero de 2012

Y REYES NO LLEGÓ A SU NOCHE.

No por esperado y en mi caso, incluso por deseado dado lo intranscendente de su presencia en el Atleti, deja de ser un síntoma más de la pandemia que está sufriendo el mundo rojiblanco en los últimos años.  Y es que, efectivamente, la salida de Reyes no es más que la evolución lógica de los acontecimientos que habían venido anunciándose por parte de los medios, tras la primicia que los voceros oficiales del reino gilista lanzaran a los cuatro vientos hace unos días. Simeone no ha tenido margen de reacción alguno y ya desde que puso el pie en Barajas se le recibió con “el caso Reyes” como punta de lanza. Avisado supongo que vendría. Lo peor puede estar por llegar a la vuelta de cualquier esquina y, ahí, veremos la reacción de un entrenador con personalidad, carisma y carácter, ante la nueva chanza del destino que promueva el mejor gestor del año. Qué les voy a contar que ustedes ya no sepan.

Pero sí quiero hacer una reflexión sobre lo que antes denominaba la pandemia del Atleti. Desde la salida de Heitinga, una especie de infección incontrolable se ha  expandido por el vestuario rojiblanco en forma de inesperados y súbitos adioses, afectando a los jugadores que en principio, por su calidad o cariño de la afición, no parecían estar llamados a salir del Club. Así, el propio Heitinga o Ujfalusi, parecían tener el favor y complicidad de la grada, dado su pundonor y entrega, por encima de su calidad futbolística, no mejorada por otra parte con sus sustitutos, a pesar de no ser tan difícil. Maxi, Simao y Forlán , aún encontrándose en el otoño de su carrera, atesoraban méritos y calidad suficientes como para no haber salido, al menos en las condiciones en que lo hicieron, gratis o casi gratis, tres verdaderos chollos para los equipos en los que ingresaron. De Gea y Agüero, igualmente afectados por la epidemia del adiós a pesar de su calidad y proyección, se fueron por la puerta de atrás, provocando un clima de crispada sospecha de traición en la grada,  alimentado convenientemente desde la zona innoble de Virgen del Puerto a base de ocultaciones y  falacias. Y ahora, a Reyes, que ha pasado de ser aclamado por la sorprendente y desnortada afición del Calderón, incluso en la presentación de Simeone, ya se le empieza a tildar de pesetero y mercenario, como anteriormente a muchos de los tristemente desaparecidos del Once Supercampeón de Europa.

En cualquier caso, si han resultado lamentables todas estas espantadas, a la par que infructuosas, dado que los sustitutos, ya sea por falta de calidad o por venir adquiridos a préstamo o a pachas con un grupo inversor y con un futuro incierto en el Atleti, lo peor es el poso que queda como consecuencia de todas estas salidas. Lo más doloroso es la imagen de una entidad que cada vez está más cerca del nivel de esa alcantarilla de la que salía el regresado Mono Burgos, tras el ascenso, que de aquellos años de gloria que por historia, presupuesto y afición, debería haber seguido disfrutando este Club.

Lo insufrible es la imagen de empresa de compraventa de jugadores, del trinque y el dinero fácil, que nos está convirtiendo en el hazmerreír de Europa y en un Club apestado, al que nadie quiere venir por su grandeza, sino por la condición de trampolín a otros de mayor prestigio actual o porque se lo impongan sus agentes en cualquier suerte de chanchullo al uso habitual del grupo  “Calam Mendes y Quilón, lo que importa es la comisión”.

Lo indecoroso para el Club  es que Elías diga que somos inferiores al Sporting de Lisboa, que Salvio, a pesar de que Simeone parezca apostar por él, se deje querer por el Benfica o que Sinama dejara claro cuando partió que por muchos futbolistas y entrenadores que se fueran de aquí el problema seguiría.

Lo denigrante es que a cualquiera que se le ofrezca irse del Atleti no se lo piense ni un segundo y coja la puerta.

Ya va siendo hora de atajar la peste, de sofocar la pandemia y de que sean otros los que hagan mutis por el foro. Mientras tanto,  la alcantarilla seguirá siendo el umbral pendiente de cruzar.

2 comentarios:

  1. Da lo mismo que todos sepamos cual es el problema, un grupo de empresarios rojiblancos bien asesorados por Luis Aragonés como Director General y otros exrojibancos honrados, serian los únicos que con tiempo nos devolverían a la élite del fútbol. El problema es que Gil y Cerezo quieren cobrar por sus acciones, cuando pertenecen a una empresa (si desgraciadamente nuestro Atleti es una empresa) que debe mas de 300 millones de Euros solo a Hacienda.

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  2. Completamente de acuerdo, Don Jorge pero...imagina usted el Club en manos de los socios y dirigido por gestores honrados con Don Luis como estandarte ??? Ese es mi sueño y anhelo. Ya queda menos.

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