lunes, 19 de diciembre de 2011

SUFRIENDO MUERO



Fue Van Gogh el que dijo “Sufrir sin quejarse es la única lección que debemos aprender en esta vida.”…no le hagan caso, estaba loco. Era un loco genial, pero loco al fin y al cabo.
La afición del Atleti es conocida por la inmensa mayoría de los aficionados al fútbol como sufridora. Incluso los que no saben un ápice de fútbol ven en el hincha atlético la fiel imagen del sufridor. Podría deberse a que el Atleti ha perdido alguna liga en el último partido de la temporada o un Campeonato de Europa en el descuento del partido, por ejemplo, pero esa teoría choca con una evidente realidad: eso le ha pasado a muchos equipos en la historia del fútbol y a ninguno se le conoce por tal epíteto, No hemos oído hablar del “Depor sufridor” y sí sin embargo del “Superdepor”. No conocemos al Barça como equipo sufridor, a pesar de que el primero tuvo el honor de compartir con nosotros la pérdida de una liga en el último partido, siendo además el mismo partido, que ya es curioso. Ni al Bayern Munich se le tilda de conjunto sufridor por perder una Champions en el 99 recibiendo dos goles del United en el “injury time”. Y ni siquiera al Club que ostenta el record histórico del segundón por antonomasia, al quedar subcampeón en un mismo año (bendito 1983) de cinco torneos (Liga, Supercopa de España, Copa, Recopa y Copa de la Liga), amén de perder dos ligas en Tenerife en el último partido, se le tacha de sufridor.


¿Por qué entonces al Atleti sí? La clave no está en echarle la culpa al mejor presidente de la historia del Club, que ciertamente Don Vicente tuvo un desliz con esa frase de “parecemos el pupas”, pronunciada, según reza la leyenda, una fatídica noche de 1974 en Bruselas. La clave está en la propia afición del Atleti.

La afición del Atleti , no es que se crea esa frase, se regodea en esa frase. Cuando a un hincha atlético se le dice eso de “esta noche a sufrir”, mientras espera en la cola de la panadería, le entra un comezón rayando en la bobaliconeria y mientras arquea las cejas y aprieta los labios, asiente con la cabeza en señal de autocompasión. Y lo peor es que esa frase la suele decir cualquier vecino o conocido que también profesa la misma religión.

A partir de ahí, los medios, la afición rival en general, políticos, profesionales liberales, indignados, curas y monjas, parados, operarios, cargos intermedios y altos cargos de cualquier sector laboral y hasta Joaquín Sabina, nos conocen por el pupas o los sufridores. Y los medios de comunicación, los pregoneros, los serenos, los vendedores ambulantes, los voceros, los empleados del bingo y hasta Joaquín Sabina  fomentan  a voz o pluma en grito tal cualidad. Unos con displicencia, otros de modo paternal, aquéllos por fastidiar y esos por interés. Pero el aficionado atlético lo hace porque se siente cómodo en el papel  que se le ha otorgado, en ese “ser capaz de lo mejor y lo peor”, en ese “con el Atleti ya se sabe”o “papá por qué somos del Atleti” Todos esos clichés y lugares comunes tan familiares para el aficionado atlético en realidad son repugnantes. La viva imagen del victimismo, el conformismo y la autocompasión., Para muestra la foto que acompaña este artículo, con el lema “SUFRIENDO EXISTO” en la parte superior de una bandera de España en cuyo centro se asienta el escudo del Atlético de Madrid. No hay peor manera de ultrajar ese escudo y para colmo y acreditando lo ya expuesto, un medio de comunicación lo saca en portada. Esta sacando en esa portada la esencia del Atleti, la razón de ser y existir de la hinchada rojiblanca: el sufrimiento.

Todo esto podría explicar el por qué se lleva aguantando a la familia Gil al frente del Club. Es el motivo de que la afición no estalle ante unos gestores que primero se apropiaron del Club delictivamente, luego lo sometieron a un saqueo continuo, lo despojaron de su esencia y patrimonio, lo arrastran por el barro de la mediocridad año tras año y acabarán desmantelándolo por completo, sometiéndolo a la más absoluta de las ruinas.

Van Gogh empezó por cortarse el lóbulo de la oreja y acabó pegándose un tiro en el pecho a los 37 años de edad. Le gustaba sufrir con el silencio como único testigo. La genialidad sucumbió ante la locura, ante el arrebato final. La afición del Atleti, genial en tantas y tantas noches de gloria y de derrota, como aquella reciente de Barcelona en la Final de Copa, no se puede permitir el lujo de dejarse ir sufriendo en silencio. No tenemos que agujerearnos el pecho, sino coger aire e hincharlo para gritar de una vez por todas “GIL LADRÓN FUERA DEL CALDERÓN”. Es el momento de demostrar al mundo que nos rebelamos ante el sufrimiento y el pupismo y sobre todo ante la injusticia  y  el mangoneo que sufre nuestro Club por parte de sus ilegítimos propietarios. El resto, es la muerte.

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