SAN VALENTIN MUGRIENTO

Me permitirán ustedes que altere ligeramente el título de esa película de los ochenta que se versionó en 3D el pasado año, llamada "San Valentin sangriento" (My blooddy Valentine), para referirme a la cita que los aficionados del Atleti tenemos este domingo en el Vicente Calderón, el partido contra el sextacampeón Barcelona, el actual rey del fútbol mundial.

Y para recibir a tan ilustre rival y a su afición como se merecen, engalanaremos de bufandas y banderas rojiblancas el bendito Vicente Calderón, otrora Manzanares, nuestro templo, nuestra casa.

Pero resulta que desde hace ya más de 20 años alguien usurpó esa casa y sus moradores habituales hemos tenido que amoldarnos a la situación de convivir con unos okupas homologados política y judicialmente, que en definitiva es lo mismo.

Algunos veteranos e ilustres convecinos de toda la vida, no aguantaron mucho tiempo e hicieron mutis por el foro casi a las primeras de cambio. Dicen que cerca de veinte mil. Pero a esos aficionados que se negaron a compartir su casa con unos ocupas, les sucedieron otros de nuevo cuño, que nunca habían tenido ni sentido al Calderón como su hogar y que, en consecuencia, no veían con malos ojos cohabitar con esos okupas las gradas del estadio.

Hoy en día el Vicente Calderón es una cochambre. Asientos rotos, suciedad generalizada, pasillos siniestros, aseos escasos y vergonzantes, vestuarios acordes a los de un polideportivo de un pueblo de mil habitantes, cesped en penoso estado. Desconchones por doquier y falta de pintura y aseo generalizados.

Un estadio impresentable e indigno de un Club que maneja el tercer presupuesto de España. Pero claro, es que el estadio no pertenece al Club,¿curioso verdad? o quizá sorpresivo dato todavía para algunos.

El Vicente Calderón pertenece a una sociedad mercantil propiedad de uno de los okupas. Y esa sociedad le cobra al Club 1.200.000 euros de alquiler, para que el equipo de este Club pueda jugar en ese campo. La casera se llama DIVISIÓN INMOBILIARIA S.A. y su propietario es Gil Marín. Y como cobra una renta escasa no se preocupa de adecentar el estadio. Y el Club, del cual es Consejero Delegado, o sea el que manda, pues no protesta ni exije arreglo alguno, faltaría más.

- Pero es que, además, el casero y el presidente de la comunidad de propietarios están conchavados.
-¿ Qué me dice?
-Como lo oye oiga. Resulta que Gil Marín y Cerezo tienen negocios inmobiliarios entre ellos y con otros, hasta el Ayuntamiento de Madrid está metido mire usted y las malas lenguas también hablan de Caja Madrid y de gente de la casa blanca.
- ¿Yankis ? ¿Obama?
- No hombre no, gentes del Real Madrid, vikingazos!!!
- ¡¡Oiga un respeto que mi mujer es vikinga!!
- Acabáramos Don Guadalberto con la cara de buena persona que tiene, una pena ¿no?
- Pssss..no me recuerde a esa insensata, pero siga, siga contando que me tiene en ascuas.
- Pues eso, que al parecer van a derribar el Calderón y hacer un estadio nuevo en la periferia, por las Rosas o las Musas o las Rusas ¡qué se yo!, y con esa operación van a ganar un pastizal y claro no les merece la pena arreglar el Calderón, porque es dinero tirado. Si yo me fuera a mudar de casa no me gastaba un duro en la vieja.
- ¿Y para cuándo dice que se mudan Don Pascual?
- Con esta crisis no se sabe, porque hay que hacer muchas obras, compréndalo y pagarlas.

Y así estamos señores. Con un estadio avejentado, deslabazado, cochambroso y mugriento. Unos en espera del ansiado traslado al estadio más moderno de Europa (eso es evidente, pues cuando lo acaben será el más moderno, qué obviedad, hasta que hagan otro en otra parte de Europa) y otros, entre los que se encuentra un servidor, en espera de que el negocio inmobiliario no se lleve a cabo nunca, al menos con los okupas ( el casero y el presidente de la comunidad) al frente.

Mientras tanto, recibamos acomodados, sin protestar, calladitos, al todopoderoso Barcelona, en un estadio indigno de un club que al año que viene podría ser tetracampeón. Y la liga porque ya no nos dá tiempo.

Esperemos que San Valentín se quede sólamente en mugriento y ganemos al Barça, porque si no pasará a ser un San Valentín sangrante (además de mugriento).