martes, 29 de diciembre de 2009

LOS POSOS DEL INFORME ROBINSON

http://www.plus.es/videos/deportes/Informe-Robinson-Diciembre-Corazon-Colchonero/20091225pluutmdep_1/Ves/

A estas alturas supongo que la mayoría de ustedes habrán tenido noticia del denominado "Informe Robinson-Corazón colchonero" que se emitió la noche de Navidad para el que tenga el plus "pal" salón. Para quien no haya tenido ocasión de verlo más arriba dejo el enlace, porque pienso que merece la pena, por los motivos que paso a explicar.

Que conste que yo era muy reacio a verlo, pero las opiniones de algunos intervinientes en distintos foros, que tengo por personas versadas y cabales, me incitaron a verlo, y no me arrepiento.

En primer lugar por las dosis de emotividad que son incuestionables, de la gloria del doblete al infierno en una vertiginosa caída sin red de la cual no nos hemos repuesto todavía, pasando por las antiguas gestas de los años en que el Atleti era un Club deportivo de socios respetado y no un "puticluz" mercantilista y desprestigiado.

Comienza el reportaje con una insidiosa proclama que aúna, con una suerte de relación causa-efecto, la intervención judicial con el descenso, y, éso, por supuesto es una conjetura maliciosa y torticera, porque ni cuando el club fue intervenido estábamos décimos, sino ya en puestos de descenso y, cuando fue devuelto a sus ilegítimos detentadores todavía quedaba suficiente liga como para haber reaccionado. Pero gusta, siempre ha sido así, proclamar que el Atleti descendió por la intervención, porque eso al aficionado le reconforta y le causa la sensación de que el culpable fue el Poder Judicial y el Estado y, éso, fíjense, proporciona un tinte épico a la historia del gilifato, único culpable, por cierto, de la intervención y del descenso, sin relación caua-efecto que valga, que ya llevábamos unos añitos coqueteando con el infierno.

Respecto a los comentaristas exjugadores, ví a un Gárate hundido y con pocas ganas de hablar del Atleti, porque no encuentra los motivos y además le sobran para no encontrarlos. Un Adelardo dicharachero que ya está muy lejos del pedestal en que un servidor le tenía desde que le vió levantar esa Copa Intercontinental. A Kiko le encontré honesto, más que en sus intervenciones arrafagadas de televisión o radio y simpático, como siempre. Futre muy emocionado y tristón y, por último a Pantic, en tono grave y serio. En líneas generales bien todos, apelando al sentimiento y sin querer poner el dedo en la llaga, aunque algunos tuvieran en la punta de la lengua lo que todos estábamos deseando escuchar.

Los aficionados perfectos, especialmente el Sr. Fuentes, modelo de aficionado atlético que toda madre atlética (y antigilista) querría como yerno y seguro que hasta sabe cocinar. El Sr. Altarejos tocando la vena sentimental y mirando para el tercer anfiteatro, gran aficionado también ("el Atleti es mi vida"). Y el señor del despacho lleno de fotos, de cuyo nombre siento no acordarme, una muestra distinta del amor a unos colores hasta el punto de rayar en la locura, según su familia. Me apostaría corderos contra pajaritos que a todos ellos, sin excepción, les han recortado su intervención en las partes más críticas con los apropiadores. Todos hemos sido ellos en algún momento de nuestra vida y continuaremos siéndolo, no me cabe duda.

Iñako especialmente acertado con su ya conocida "generación perdida", fiel reflejo de la realidad de ese grupo de aficionados que se encuentran entre los 25 y los 35, que casi matarían por haber vivido la época gloriosa que les contaron sus padres y abuelos. Lo que no saben es que pronto pasarán a engrosar otra generación perdida, ésta ajena al fútbol, de aquéllos que hemos pasado de decidir en función de lo que nos dejaban  nuestros padres a decidir en función de lo que nos dejan nuestros hijos. Así es la vida en definitiva, una travesía de generación en generación perdida.

Lo del director de la Sra. Rushmore, a la que se dedica un tiempo excesivo, sigue clamando al cielo. Se confiesa hincha atlético y sin embargo asevera que él en sus tiempos de niño le preguntó a su papá la famosa pregunta del millón...pero oiga, o se conserva usted muy mal o yo aseguraría que usted fue niño cuando el Atleti no daba motivo alguno para albergar ese tipo de dudas. No siga por ese camino señor mío que ya se le vé mucho el plumero a usted y a su agencia de publireportajes de clichés, perogrulladas y obviedades, para más inri rechazadas por cualquiera que se precie de ser del Atleti.

De los Antonios, Sanz y López,  poco que contarles porque su papel fué meramente anecdótico e insustancial, más o menos en la misma línea que han mantenido en sus respectivos puestos en el Club.

Sí quiero detenerme en la clave de este reportaje, desde mi modesta opinión, que no es otra que la constatación del cambio experimentado en la afición. Es verdaderamente emotivo y doloroso observar a la afición, especialmente a los niños y a los que eran niños cuando se consiguió el doblete, llorando desconsoladamente tras consumarse el descenso en Oviedo. Pero aún lo es más recordar el recibimiento apoteósico que se le dió al equipo (y al palco) en su primer partido en segunda en el Calderón. Para mí esas decenas de miles de rollos de papel higiénico deberían haber sido granadas de mano, al menos de gas pestilente y fétido, que en modo alguno quiero que se me tache de incitar a la violencia.

Y el no ascender en el primer año a la categoría de oro debió ser motivo de consejo de guerra por parte de la afición al palco, con pena de exilio de por vida, cuanto menos.

Yo, que recuerdo cómo se llenaba el cesped del Manzanares de esas almohadillas con publicidad de Purolator, por ganar de uno a un Sevilla de la época, he tenido que contemplar extasiado a través de  este reportaje lo que no ví en directo, pues llevaba ya exiliado desde junio de 1992, ni quise ver en la televisión en su momento. Una afición desconsolada, herida de muerte, pero sin capacidad de reacción, conformista, como ese boxeador que recibe un gancho tan devastador, que cae noqueado a la lona sin fuerzas ni convicción para levantarse y que sólo espera que pase el tiempo para  que suene el gong de combate finalizado.

Es triste reconocerlo y doloroso en grado sumo, pero ésa es la afición del Atleti desde ese año 2000. Un púgil que seguirá combatiendo animoso, pero que lleva la estela de perdedor desde ese combate en que no tuvo los suficientes redaños para levantarse y decir aquí estoy yo, llevando la derrota dignamente, muriendo de pie y enseñando los dientes, demostrando que en un futuro mi mordedura puede herir tu yugular. Gil Marín y Cerezo saben a ciencia cierta que la afición, salvo unos pocos,  está desdentada y sin capacidad de reacción.

Ésa es mi principal lectura de este reportaje, que por lo demás, acaba con algún dato falto de rigor como el que la venta de Torres dió para grandes fichajes, con imágenes simultáneas de Agüero y con la miserable intervención del cineasta, que concluye con una frase genial...

"Ser del Atleti es estar preparado para todo".

A atarse los machos señores.

6 comentarios:

  1. Extracto de entrevista a Antoni Daimiel, periodista y atlético desde los 4 años...que lo ve como yo, más o menos....

    ¿Cómo se le explica a un extraño que no se arroja la toalla?

    A cierta edad uno ya no cambia. Cuando se bajó atravesé una crisis. No porque descendiésemos, sino por cómo se reaccionó. No se hicieron bien las cosas y aún así se doblaron los abonados. En la vida todo tiene un límite, hay que exigir responsabilidades.

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  2. Excelente aporte, que demuestra que los poderes fácticos se mueven, se apoltronan, se protegen.

    Una vuelta de tuerca, hacia el oráculo global.

    “Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo” (A. Porchia)

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  3. Don Carlos, agréguese como amigo seguidor, si no tiene usted inconveniente, porque sus aportes sí que son excelentes.

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  4. buenas a todo el mundo
    mensaje de prueba
    disculpad las molestias

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  5. Estaré fuera de Madrid hasta el día 7,sólo quería desearos un feliz 2010 sin giles y cerezos.
    NI OLVIDO NI PERDÓN.

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