Tras unos meses en los que no he podido atender como merece este blog, me apetecía volver para cambiar impresiones acerca del último affaire protagonizado por el candidato a balón de oro que milita en nuestras filas, segundo tras el excelso Paulo Futre en la ya longeva historia del Atleti, Diego Forlán.
Todos sabemos aquí quién es el tío Paco .Y sabemos lo mucho que ha supuesto Forlán en el resurgimiento del fútbol uruguayo cristalizado en las semifinales del último mundial, con el cacha tirando de ese equipo en muchas fases de los partidos.
Y sabemos que ese país, Uruguay, en lo futbolístico y posiblemente en lo político-social, ha sido dominado a placer por una clase oligarca tan parásita como rentística, renuente, para la defensa de sus intereses, a permitir el surgimiento de figuras ajenas a su clase, bloqueando así las posibilidades de éxito colectivo.
A Forlán, uno de los pocos deportistas de élite uruguayos no representados por Casal, le sacan de Peñarol nuestro ex entrenador Omar Pastoriza y el ídolo de independiente Bocchini y lo llevan al Rojo, siendo máximo goleador del equipo en su primer año, con 20 goles (2001).
A partir de ahí sigue triunfando en Independiente hasta llegar a Europa de la mano de Fancchi y Bolotnicoff, también representantes de Riquelme. Y a pesar de su primera bota de oro en Villarreal no se hace titular de la selección hasta el 2008. Tenía que pagar el peaje de un Casal que no permitía que se convirtiera en un ídolo nacional por lo expuesto anteriormente y porque en los inicios del futbolista se despreocupó de él y cuando intentó el acercamiento, Forlán, orgulloso y digno, le rechazó.
Es evidente que el desencuentro entre ambos es patente. Y que Casal es un personaje de dudosa reputación y Forlán un profesional intachable, queda fuera de toda duda.
Sin embargo, en el último incidente surgido, creo que Forlán no ha actuado bien.
Parece ser según indican todas las informaciones que los derechos audiovisuales de los partidos de la selección uruguaya los tiene Tenfield, una emppresa del Tío Paco. Hasta aquí, nada nuevo, un business más contolado por Casal, para bien o para mal.
El hermano de Diego solicitó a la Asociación Uruguaya gestionar la organización del partido y realizó los contactos, pero en realidad con quien debía ponerse de acuerdo era con la propietaria de esos derechos, no con la AUF. Fallo del hermano de Forlán, a quien no se le ha hecho la cama en absoluto.
Que Forlán se haya cabreado es lógico, máxime conocida su malísima relación con Casal. Pero entiendo que eso no es causa suficiente para rehusar el jugar con su selección y creo, además, que no ha sido una medida inteligente y, que si se lo consienten no es ni más ni menos porque en Uruguay las instituciones son de opereta. Todos sabemos que en un país occidental, incluso en la chanchullera España, no se le hubiera permitido.
Ignoro si le traerá consecuencias, pero lo que sí tengo claro es que podría haber aprovechado ya para eludir ir a China. Si lo que mantienen muchos aficionados es que el bajo rendimiento del cacha se debe a sus problemas físicos, lo cual es lógico tras un largo y exigente mundial, el viajecito no le va a beneficiar en su recuperación.
No digo que la culpa sea enteramente de él...los dos periódicos oficiales del régimen gilista nos ofrecen versiones contradictorias, una diciendo que Kike está molesto con el charrúa y la otra diciendo que si aquél lo hubiera pedido éste se habría quedado.
Tampoco han metido baza en este asunto los indirigentes atléticos, más preocupados de cuestiones crematísticas, sobre todo si es en su propio beneficio, que deportivas.
El caso es que, sea quien sea el culpable, el perjudicado es el Atleti, como siempre.
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