Es evidente que ésto que vienen haciendo en la campaña de Liga los jugadores atléticos no se puede llamar dosificación. Al ridículo más espantosono no se le puede calificar tan levemente. Tan vergonzantes actuaciones, arrastrando este escudo no ya fuera del Calderón, sino incluso ante las mismas narices del hincha colchonero, en su propia casa, y máxime en noches como la de ayer, con mal tiempo y peor horario, y en la que los que se congregaron en las gradas semivacías del Manzanares eran los verdaderamente fieles, los que nunca fallan, suponen una afrenta a la afición imperdonable y que desde mi punto de vista no se arregla con llegar a dos finales o incluso ganarlas, a pesar del alegrón que nos podamos llevar por ello.
El hincha atlético no es de los que pueda decir que su equipo nunca falla y, con esta aseveración saben ustedes a lo que me refiero. No es a ganar, sino a dar la cara, a competir, a ser deportista. No lo son.
Ignoro si el mercantilismo que desde las últimas décadas del siglo pasado viene carcomiendo al deporte en general y al fútbol en particular, tiene especial incidencia en esta actitud. Quizá antes se jugaba por competir y ahora por dinero.Opino que no, porque yo sí veo competir al resto de equipos y al mío no. Y no se engañen con eso de que, claro, usted es que se fija en su equipo y en los otros no. No paso por esa milonga. Mi equipo no corre, no arriesga, no va a disputar el balón, hace entradas absurdas por llegar tarde, no se sacrifica. Comprueben que hablo de mi equipo, no individualizo porque no existen excepciones relevantes que puedan cambiar mi opinión. En los otros equipos no aprecio esa actitud, al menos de forma continuada y como patrón de juego en todos los partidos. El "sinsangrismo", ese es nuetro patrón y disculpen por el palabro. No sólo es cualidad de determinado jugador de la parte de Cádiz, sino que afecta a todo el equipo, no se engañen, repito.
Yo ayer no me encontraba, he de confesarles, entre esos fieles. Anoche preferí disputar un partido de fútbol siete a la misma hora. Porque yo sí soy deportista, del montón pero competitivo al máximo. Mi edad cercana a los cincuenta ya no me permite hacer muchos excesos, pero tengo muy claro que seguiré haciendo deporte mientras el cuerpo aguante, aunque no me deba a una hinchada sí me sacrifico. Aunque no me patrocine una firma comercial sí lucho por ganar y lo hago por mi prurito personal., porque es edificante, porque me gratifica jugar y competir contra chavales a los que doblo la edad.
Ser futbolista debe ser una bendición. Hacer de lo que más te gusta tu profesión es impagable. Por no hablar de su jornada laboral y de los emolumentos que reciben. Y los de élite se encuentran entre las personas mejor pagadas del mundo. Quizá por éso hayan dejado de ser deportistas.
Por eso no puedo entender la actitud de nuestros futbolistas. Tampoco la de aquéllos, tanto aficionados como periodistas, que justifican su indolencia en que no están metidos en la competición. Precisamente en esta competición se han hecho los dos únicos partidos buenos de esta temporada. Ni en Copa ni en EL, donde la mediocridad ha sido la tónica, por no hablar del paso vergonzoso por la Champions.
Considero que Quique Sánchez (ni) Flores no ha sabido inculcar a sus jugadores el deseo de competir en liga. Si a eso unimos el ínfimo nivel de exigencia interesado que emana de la zona (in)noble de las Oficinas de Virgen del Puerto, nos topamos con el coctel propicio para encontrar explicación a lo que está pasando.
Pero aún hay que añadir un ingrediente más. Ayer ví los primeros veinte minutos de partido por la tele puesto que el mío empezaba más tarde. Cuando saltó el equipo al terreno de juego pude comprobar anonadado cómo fue recibido con aplausos por parte de la media entrada que poblaba las gradas del Calderón. Parecían no recordar que venían de ver a su equipo hacer el ridículo en Cornellá. Y aún así aplaudían. Se ha repetido en multitud de ocasiones a lo largo de esta temporada. Esto no es fidelidad tan sólo, llamemos a las cosas por su nombre. Esto es conformismo, resignación, incapacidad de exigir, de volver a lo que un día fue esta afición, acorde al tercer equipo de España. Hoy no lo somos. Tampoco somos competitivos como afición. Es la herencia de estas ignominiosas décadas de gilifato destructivo y mortal para esta institución y su afición.
Ya estoy harto de preguntarme hasta cuándo.
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La "Linchada Colchonera",amén de ser fustigada sin piedad por quienes todos sabemos y sus cómplices,se "autolincha" hasta límites insospechados.Que se jodan claro,el problema es que al final se jode todo el mundo.TODOS.
ResponderEliminarCada día me siento menos identificado con quienes están en ese campo.
Lo de ayer fué de auténtica verguenza,vergonzoso.
Un abrazo
pd:Kiki,vete a tomar por el mismísimo culo,ENGAÑABOBOS¡
Bien broker bien. Sabía lo que iba a pasar pero se me olvidó decírtelo. Musho güilitoledo...musho !!!
ResponderEliminares facil acusar por lo que dicen los otros DONDE ESTAN LAS DENUNCIAS DESDE EL 2000 MADA MENOS QUE DIEZ AÑOS
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