sábado, 12 de febrero de 2011

ATLÉTICOS POR EL CAMBIO

EL SENTIMIENTO NO ES EL CULPABLE, EL CONSENTIMIENTO SÍ.

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domingo, 6 de febrero de 2011

Motivos para una revolución.

Después de ser testigos de un nuevo esperpento del Atleti en Barcelona, tenemos que hacer todos los atléticos un ejercicio de responsabilidad, porque el sendero tomado por esta plantilla, con el nulo nivel de exigencia promovido desde los usurpadores del Club, es un claro atajo que nos conduce a luchar finalmente por salvarnos del descenso y, a la vez, un síntoma más de la descomposición de la entidad, que se desangra gota a gota lentamente.

Por ello, debemos todos los hinchas atléticos tomar de una vez el toro por los cuernos. Nadie va a hacer por nosotros lo que nosotros mismos no seamos capaces de promover. Y además, es que nadie está legitimado para hacerlo. Exclusivamente la afición puede lidiar con una revolución tan necesaria como justa.

Debemos ser conscientes de que todas las revoluciones enarbolan por bandera la liberación del pueblo llano, la satisfacción y garantía de sus derechos pisoteados. Pero la historia nos ha demostrado hasta la saciedad, que las arengas al populacho más necesitado y la exaltación de sus derechos injustamente vulnerados, se convierten siempre en una punta de lanza directamente dirigida al corazón del antagonista o enemigo del agitador de las masas, a fin de derrocar al tirano y hacerse con el poder, instaurando un nuevo orden que a veces resulta ser mucho más opresor e infausto que el de su antecesor.

Definitivamente, estas son unas caracteristicas inherentes a la "naturaleza humana": el poder, la ambicion, el tintineo irrechazable del dinero. El control y la manipulacion y enajenacion de las masas en pos de la persecución de un interés particular ajeno absolutamente al del pueblo.

Estos días se ha divulgado en las ondas, quizás con cierta precipitación en mi modesta opinión, la existencia de un grupo de notables atléticos que quieren ser alternativa a los propietarios ilegítimos del Club. Mi ruego es que no los veamos recelosamente como a esos "salvapatrias" que nos vienen a arengar al modo común que la historia nos ha ido enseñando y aquí se ha expuesto con anterioridad. Y lo digo porque sé, a ciencia cierta, que ellos son parte del populacho atormentado, en este caso de la propia afición del Atleti. No van a venir representando a ningún fondo de inversión ni a jeque qatarí o nuevo rico de dudosa credibilidad  y reputación. No traen pasta en las alforjas, sino exclusivamente  deseos de que tras veinticuatro años de saqueo continuo del patrimonio del Club, se haga justicia de una vez por todas y, en última instancia, vuelva a sus legítimos propietarios, que no son otros que los aficionados.

Pueden ser  descendientes de antiguos presidentes, conocidos empresarios o políticos, todo tipo de personalidades públicas o exjugadores del Club, sean o no mitos o leyendas de nuestra laureada historia.  Pero no por ello van a dejar de venir como integrantes de la afición y, precisamente, para instar la necesaria e ineludible ayuda de toda la masa crítica contra los que tienen secuestrado un sentimiento desde hace más de dos décadas.

Debemos ser conscientes de que al Atleti no le salva nadie que venga con el dinero por delante. Eso es pan para hoy y hambre para mañana, algo meramente ciscunstancial.. Fue Ernesto Guevara el que un día pronució algo así: "Permitidme que diga, aun a riesgo de parecer ridículo, que el verdadero revolucionario se guía por grandes sentimientos de amor." Ningún marajá va a sentir amor por el Atleti. Sólo la afición lo tiene. Cuando su juguete nuevo le canse o deje de serle rentable lo abandonará sin ningún pudor. La afición nunca abandonará a un Club que ama.

Es el momento de dar la cara, tal y como se nos va a pedir en unos días. No seamos impacientes. Seamos consecuentes con la verdadera magnitud de lo que se nos viene encima. La ineludible reponsabilidad de  reivindicar lo que un día nos robaron. La inexcusable obligación de luchar por lo que es tuyo.

Tenemos que convertir el Calderón en una caldera. En una olla a presión cuyos candentes efluvios atenacen  y ahoguen a un tipejo merodeador de la M30, por muy lejos que se encuentre de nuestro Templo, de nuestro Hogar que él nos quiere arrebatar. Que no lo puedan soportar por mucho tiempo. Ahora más que nunca, por un Atleti libre,

DILES QUE SE VAYAN