jueves, 11 de mayo de 2017

NO ME ESPEREN EN EL PÁRAMO

Según bajaba por Antonio Leyva “Leivinha” volviendo con los amigos de comer del ya mítico Tr3ze bar, se me iban agolpando recuerdos a borbotones. Volví a ser ese adolescente cuyas novias eran para él menos conocidas que las patillas de Irureta, el flequillo de Gárate o la melena al viento de Ayala. Ese que imaginaba a diario al propio “Panadero” Díaz sirviéndole detrás del mostrador ese pan industrializado setentero. Pero Panadero nunca pasó por Usera, al menos por la panadería del barrio. Cuando al cabo de los años tuve el placer de conocerlo, no se lo reproché.



Iba andando muy rápido junto con mi amiga Cristina y mi amigo Paco. Hasta el punto de que, por detrás, algunos otros como Fernando, Javi, Nelson, Miguel o Iván nos alertaban a gritos de que quedaba mucha previa. Pero yo estaba ansioso por llegar. Sabía que serían mis últimas horas junto al Templo y quería masticarlas y deglutirlas como si no hubiera un mañana. Saboreando hasta el último bocado de pasión y a la espera del estallido final dentro del estadio. En el parque, aparecen montones más de amigos, Natalia,  Javi, Helena, Vane, Luismi, un admirado abogado antigilista gallego junto con sus paisanos enormes y muchos más. Todos unidos por el fútbol  y queridos aunque les acabara de conocer en ese instante y no haya llegado a aprenderme sus nombres. Son mis hermanos y hermanas. Así nos sentimos. Así los he sentido siempre aunque no los conociera y aunque no los llegara a conocer nunca. Podría nombrar aquí a los compañeros de Señales de Humo, a mis amigos de Los 50, a una inmensidad de personas que vibran en rojiblanco. No es necesario para sentirles presentes. Las yonkilatas vienen y van de la mano de ambulantes pakistaníes. Una carga policial a cuarenta metros y veinticinco heridos. Una previa en la que nunca dejamos de creer. Como en el minuto dieciséis con dos a cero arriba. Como tras el pitido final en el minuto 92. Como transcurridos veinte minutos después y despedíamos a los nuestros henchidos de orgullo, bajo un aguacero atroz y ya solo con un hilo de voz. Como no dejamos de creer ahora mismo, casi veinte horas después, aunque seamos plenamente conscientes de que el año que viene los muchachos, esos que el Cholo no puede clonar, tendrán un año más y muchos minutos de resuello menos. Porque el que está en la obligación de hacer una plantilla competitiva ni está ni se le espera. Ya ni siquiera la M30 le echa de menos.




No me esperen en el páramo. Que yo no voy. Mucho habrían de cambiar las tornas. Un Atleti libre de delincuentes es la única exigencia. Más fácil hubiera sido remontar anoche, lo sé. Pero nunca dejaré de creer, aunque lo haga desde mi casa, con los míos o en soledad, como cuando a eso de las once me encontraba ya solo, bajo la lluvia, esperando un taxi en la Glorieta de Marqués de Vadillo, vacío ya del nerviosismo que me atenazó todo el día.  En ese momento me di cuenta de que yo no me voy del Manzanares, del Estadio Vicente Calderón, aunque ya no acudan a millares los que gustan de un fútbol de emoción y se vayan a luchar como hermanos a veinte kilómetros de allí. Lo que guardan esas gradas, esas bocanas, esos asientos azules arrancados, ese escudo tatuado en el verde que  a Don Luis no le dio la gana que se pisase, esa Cúpula de San Francisco el Grande que emerge por encima de unos miles de espermatozoides con cuernos. Esos cipreses del parque de San Isidro que despiden el atardecer aún creyendo en Dios. Ese Dios que ayer sacaba admirado fotos a modo de relámpagos  al Templo, que albergaba el último partido europeo de su historia. Todo eso me lo llevo muy adentro para la eternidad.



Yo no me voy del Manzanares. Se viene conmigo donde quiera que vaya, pero no al páramo. Al páramo nunca. A un exiliado no se le puede desterrar.  Ahí te jodes Gil Marín. Nos seguiremos viendo en los bares, en los saraos que tengan relación con nuestro Atleti, en algún partido europeo, ya podría ser en Kiev. En cualquier rincón de Madrid el día más insospechado.

Pero no en el Páramo.



jueves, 27 de octubre de 2016

NOS LO MERECEMOS

Cuando los aficionados atléticos que conocemos en profundidad los avatares de la gestión de Miguel Ángel Gil Marín y Enrique Cerezo al frente del Atlético de Madrid, nos vemos obligados a afrontar el día, desayunándonos con noticias de este estilo:
se nos abren las carnes e irremediablemente todo se torna amargo, plúmbeo y pestilente.  Dan ganas de vomitar y volverte a la cama sin remisión.

Los que no ignoramos que Gil Marín fue condenado en el 2004 por el Tribunal Supremo a 18 meses de prisión por estafar al Club.

Los que no podemos pasar por alto que a pesar de tal condena, sigue ejerciendo como Consejero Delegado amparado por el Consejo Superior de Deportes, la Liga Nacional de Fútbol Profesional y la Real Federación Española de Fútbol, aunque la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas, la Ley de Sociedades de Capital y los Estatutos del Club, inhabiliten para tal cargo a los condenados, como Gil Marín, por delitos económicos.

Aquéllos que sabemos a ciencia cierta que Gil Marín ha venido percibiendo retribuciones durante años por valor de más de 11 millones de euros, como consejero delegado del Club, cuando dicho cargo se contemplaba como gratuito en la Ley de Sociedades de Capital y en los propios Estatutos del Club.

Todos los que no olvidamos ni perdonamos que hubo un fiscal anticorrupción que declaró que la familia Gil se había dedicado al saqueo continuado del Club Atlético de Madrid durante años.

Quienes hemos sido testigos de cómo la justicia ha anulado ampliaciones de capital en fraude de ley y ha declarado  fraudulenta la conversión del Club en Sociedad anónima Deportiva, sentencia del Tribunal Supremo mediante, declarando dicha conversión como un delito de apropiación indebida prescrito , del cual fue autor el fallecido Jesús Gil y Gil y cooperador necesario Enrique Cerezo Torres.

Esos que tomamos conciencia de que sendas operaciones urbanísticas de Alcorcón y Mahou-Calderón han sido igualmente declaradas ilegales, con un quebranto económico millonario para el Atleti.



Todos esos aficionados atléticos, que conocemos al dedillo la lacra y el estigma que la familia Gil y Cerezo suponen para el Club, no nos merecemos leer estas frases la mañana de un jueves tan bonito, soleado y prometedor:

“Gil Marín hizo especial hincapié en el respeto a la tradición de los clubes: “Es importante garantizar la estabilidad presupuestaria, que vengan a aportar, no a buscar protagonismo o ventaja personal. 


El club no es de nadie, es de la afición, de los medios, de la historia del club… 

Mas allá de la estabilidad y de mejorar, el que venga debe compatibilizar su modelo con los valores de cada afición. Conozco bien los de la mía, cada vez que damos un paso lo analizamos para evitar el rechazo y garantizar el respeto a los valores”.

O igual estoy confundido y sí nos lo merecemos. Es posible que todo esto no importe. Que la hinchada atlética se haya ganado a pulso que se hayan apropiado delictivamente de su club. Es fácil que muchos encuentren justificado lo que hicieron Jesús Gil y Gil y sus cómplices. A estas alturas ya no merece la pena, a mí ya me han jodido el jueves pero…


Mañana será otro día.

jueves, 1 de septiembre de 2016

CANCIÓN TRISTE DE GIL STREET



Los más viejos del lugar recordarán aquella serie llamada en España “Canción triste de Hill Street” que durante varias temporadas (creo que del 81 al 87) hicieron las delicias de los que ahora nos manejamos entre los 50 y 60. Incluso los cuarentones también recordarán al Capitán Furillo, la letrada Davemport, a Renko, LaRue o Belker, entre muchos otros emblemáticos personajes, sacando adelante con más pena que gloria pero con un indudable mérito, el agitado y efervescente día a día de la Comisaría de la Calle Hill.



Era una serie brutal, de las de antes, con unas interpretaciones magistrales y, por supuesto, con una consistente carga dramática. De ahí lo de “canción triste” (a modo de descarnado blues). Sin lugar a dudas de ms favoritas entre las series ochenteras. Ahí les dejo la intro, para que se regodeen en el recuerdo los que puedan y al menos sepan de qué va los que no la conozcan.



El Atleti, como pasaba en esa comisaría, siempre se ve abocado al drama aun a pesar de estar atravesando una de las etapas más fructíferas deportivamente hablando. Ya no es perder dos finales de Champions en tres años contra el eterno rival, ya no es la tremenda forma en que se perdieron, tan injusta, tan cruel. Eso es casi anecdótico comparado con el hecho de que el Atleti vive permanentemente y desde hace ya casi treinta años una “canción triste de Gil Street”, si me permiten el paralelismo. Primero con el padre y ahora con el hijo, con Cerezo desde el principio de los tiempos como cooperador necesario, como cómplice con mayor papel del que nos imaginamos, al menos en lo que a las relaciones institucionales se refiere. Ahí se mueve como pez en el agua, maneja el timón dándole mil vueltas a Jack Sparrow.

Cuando nos eliminó el Albacete en Copa en el albor de las Navidades de 2011, negros nubarrones con recuerdos de épocas no muy lejanas se cernían sobre la parroquia colchonera. Pero el nuevo año y en gran parte el azar, nos trajo a un hombre que volvía a su casa empeñado en devolvernos todo el amor que la afición le profesaba.  Un tipo que se empecinó en rescatar de un polvoriento rincón perdido en cualquier almoneda del Madrid castizo o, quién sabe si de algún anticuario de la calle Barquillo, lo que un día se denominó el Glorioso Atlético de Madrid. Él lo había vivido en 1996, pero solo fue a modo de nadar para morir en la orilla tres años después. Ahora se trataba de mantener la Gloria intacta por unos cuantos años. De sacarnos de la mediocridad y el hastío quizás para siempre, devolviéndonos al lugar que históricamente nos correspondía.

Justo cuando una prestigiosa revista inglesa independiente llamada “Four Four Two”, designa a nuestro héroe, Simeone, como mejor entrenador del mundo y le denomina el Steve Jobs del fútbol, era cuando todos pensábamos que Gil Marín iba hacer honor a tan justo nombramiento, que ya le había sido birlado por los medios y las instituciones en pasadas temporadas.






Es más, las arcas del Club rebosaban de euros derivados del formidable incremento de ingresos deportivos y televisivos y teníamos un segundo accionista que era el chino más rico del planeta. La cosa apuntaba a que las aspiraciones del Cholo de hacer una plantilla para pelear por todo en las mejores condiciones de competitividad e intentar mantener al Club en el cuarto puesto del ránking europeo, se iba a hacer por fin realidad. Sin embargo cualquier apuesta de crecimiento y consolidación deportiva en la élite se choca con el cerebro frío y calculador de Gil Marín, que además tiene la nefasta y dudosa aptitud de envilecer todo lo que toca.

Simeone pide el regreso de Diego Costa y el fichaje de Gaitán como prioridades y el argentino pronto aterriza en nuestras filas. La mayoría de la afición se relamía –también tiene sus detractores, no lo vamos a negar- con la vuelta del de Lagarto. Además pedía un lateral derecho y un interior con toque y pegada. Llega Sime. Y se para todo. Carnaza para unos medios faltos de credibilidad que de 65 nombres manejados han acertado en tres, según el estudio realizado por el avispado y concienzudo tuitero y bloguero Jorge García :


Pero los días pasaban y el ansiado Costa no llegaba. Tampoco merece la pena recordar todo el proceso, muy doloroso para el Cholo y para los que entendemos que solo Costa es el 9 perfecto para este equipo. No es este el debate que toca ahora. Lo que procede, una vez cerrado el mercado, es analizar si Gil Marín en algún momento tuvo intención de  fichar a Costa. Yo mantengo que no. Que todo fue un paripé y un engaño hasta que el Cholo se dio cuenta con el correr de los días y exigió un delantero de una vez por todas. Y entonces se cerró con prontitud a Gameiro. Cuando le peguntaron por el galo lo primero que hizo Simeone fue hablar de Costa.  Pero a pesar de dejar el recado fue muy respetuoso con Kevin y mintió piadosamente diciendo que era la segunda opción. Sabemos ahora que no. Que no era ni la cuarta ni la quinta como se podía pensar, sino que era la única opción, porque Gil Marín nunca tuvo en mente gastarse una millonada en un jugador que no tuviera un reintegro económico. Y Costa o Cavani, por hablar de otro jugador al parecer “tocado” ya no tenían trazas de suponer un rendimiento económico, salvo en títulos, eso sí. Pero en cualquier caso algo no garantizable y que tampoco supone una diferencia abismal de dinero. Es más la diferencia se la pueden llevar por delante las primas a satisfacer a los jugadores en caso de resultar campeones. Cuidado, yo no digo que Gil Marín no quiera ser campeón. Digo que lo quiere ser a su modo y no pasa por poner dinero. Nunca lo puso, muy al contrario, el saqueo y la despatrimonialización del Club es evidente. Por más que se nos quieran vender todo tipo de fuegos de artificio.

Ya lo advirtió Gil Marín al interpretar su blues desafinado en un bochornoso publirreportaje que le dedicó la web de la SAD:

"Todos en el club somos ambiciosos y exigentes, queremos competir al máximo nivel y ganar. Pero debemos analizar si podemos competir con los más grandes de manera permanente con nuestro nivel de ingresos. Debemos plantearnos qué club queremos tener y qué club podemos tener"

Esto fue un claro aviso que la afición, entusiasmada por la grandiosa temporada –a pesar del milanazo- e ilusionada ante el futuro, no supo interpretar. El Cholo, engatusado por los cantos de sirena, posiblemente tampoco. Pero Gi Marín, ya tenía decidido que solo gastaría el dinero justo para apuntalar la plantilla, dando una de cal y otra de arena si fuera preciso. Y fichó al deseado Gaitán por 25 kilos (mucho más asumibles que los 35 de la temporada pasada) pero no al ansiado Costa, por el que el Chelsea le pidió lo mismo que les costase a ellos Lukaku, algo impensable para el esquema financiero de Gil Marín. Ni se lo llegó a plantear a pesar del infructuoso empujón del Cholo en Argentina.

En este orden de cosas, nos encontramos con que la diferencia entre ventas y cesiones y compras en este mercado es de unos 15 millones de gasto, según el maestro Rubén Uría:




En este cuadro no se contabiliza la operación de Jackson Martínez que, en consecuencia, se imputa a la temporada anterior, en la que el beneficio por operaciones de compra y venta se antoja jugosísimo y que desde luego no ha sido empleado en las compras de este ejercicio, por mucho que Cerezo se llenara la boca en decir que así sería. Ya sabemos que mienten más que hablan y sus lacayos de los medios de comunicación les facilitan la labor, con tal de preservar su indigna cuota desinformativa o cualquier otro tipo de prebendas.Leerán ustedes a diestro y siniestro que el Atlético, un año más, es de los que más ha invertido de Europa, lo cual resulta grotesco si tiras de calculadora o simplemente sabes sumar y restar. No se dejen engañar, para Gil Marín la palabra gastar no existe en su diccionario.

El panorama deportivamente no es tan halagüeño, más allá de estos dos empates que no son ningún drama –pero sí un toque de atención- con la temporada recién empezada. En España, Barça y Real Madrid han apuntalado sus megaplantillas, pero en Europa la Juve, el Bayern, el PSG y el City se perfilan como rivales muy mejorados y muy respetables. Como ManU o Chelsea, que al menos han quedado fuera de la Champions. A Gil Marín poco le ha importado lo que pida el Cholo o que sea muy probable que afrontemos dos ventanas sin fichar. Tenemos dos medios muy buenos pero ya mayores, otro joven, cedido, sin saber si tendrá minutos o no y dos delanteros, uno de ellos también en el ocaso de su carrera. La plantilla vuelve a ser corta y descompensada, eso de los dos jugadores por puesto es una engañifa más y ya veremos si la temporada que viene no es más que algo ilusorio. Y la capacidad de hacer milagros del Cholo no se puede estirar eternamente.

Al Atleti se le ve aún tocado psicológicamente por el resultado de San Siro y quizás cargado por el esfuerzo físico inicial al que el Profe somete al equipo. Y a Simeone, con su nuevo look entre Ron Perlman y Tom Waits, se le nota algo cariacontecido. Miedo me da el futuro pues después del Cholo no hay nada. Él es quien ha mantenido a las figuras de la plantilla. Todos quieren estar a su lado. Que no les cuenten milongas. Pero mientras tanto, hay que remontar el vuelo, hay que ilusionarse e ilusionarle y Gil Marín no ha contribuido a ello en demasía.

Se aventura un año difícil, que podría ser de transición deportiva sin muchas alharacas y que dará paso a una nueva temporada en que todo apunta que no podremos fichar –quizás salvemos el mercado invernal con otra cautelar- y que va a estar marcado por el traslado de nuestra hinchada a la obra megalomaniaca e innecesaria de la Peineta. Una operación que a la larga ya veremos lo que supone pero que, a corto plazo, implica una deuda descomunal, dejando en evidencia lo falso de su planteamiento inicial.


Si no es la temporada que viene, pues considero que las infraestructuras no estarán terminadas, será la siguiente y si no la sucesiva. Llegará el momento en que las calles y avenidas aledañas al Templo dejarán tristemente de ser afluentes del Manzanares, con sus riadas bulliciosas y chisporroteantes de gentes impregnadas de un mismo sentimiento en rojiblanco. Por mí, ya lo saben, cuanto más tarde mejor. Ojalá no lo vea nunca. Lo que si parece claro es que, mientras no nos sonría la fortuna, la canción triste de Gil Street seguirá marcando, machacona y sombría, el paso del devenir de nuestro Club, su SAD.

lunes, 13 de junio de 2016

LA CULPA ES DE SEÑALES DE HUMO




La pasada semana se hizo pública una sentencia de Tribunal Superior de Justicia que anulaba por segunda vez el ámbito Mahou-Calderón, esta vez su Plan Parcial, estimando una demanda de Ecologistas en Acción.

Esta vez los medios de comunicación no reaccionaron diciendo que Gil Marín iba a recurrir y que la cosa no era definitiva, como otras veces. Esta vez la reacción, particularmente del As, fue tan rastreramente indigna como falaz: “El recurso contra La Mahou-Calderón le costará al Atleti 50 millones”.

Algún que otro medio secundó tal noticia y se hizo eco de la misma, incluso uno con más inquina, aduciendo que el Atleti no podría fichar por culpa de Señales de Humo y que los 50 millones no eran tales sino que eran 100. Este medio, de calado ínfimo y exclusivo en las redes sociales, sin embargo le va a la par en catadura moral al As y, desde luego, ninguno de ellos está bajo par en la partida de decir la verdad, si me permiten tal término golfístico. Se han marcado un bogey elevado al infinito.

Evidentemente, era muy fácil recoger lo que maliciosamente había sembrado el As, lo difícil es argumentarlo, máxime cuando los datos te los provee el propio Gil Marín o cualquiera de los badulaques que le bailan el agua. De hecho nadie ha explicado de dónde salen los 50 o los 100 kilos que uno y otro mencionan a su libre albedrío y sin motivación alguna. 

Y le faltó tiempo al Consejero Delegado, que se mantiene en el cargo ilícitamente, pues debió ser cesado desde que se le condenó en 2004, para hacer una nueva exhibición de onanismo en un publirreportaje en la propia web del Club, para soltar sin ningún tipo de pudor que "Debemos ser responsables, los desequilibrios conllevan grandes desastres". Esta perla, viniendo de quien viene, resulta más falsa que Britney Spears cantando en vivo, pero fue suficiente para soliviantar los ánimos de muchos que detectaban en esas palabras una llamada de atención a no esperar grandes inversiones en futbolistas y, por otro lado, la flama necesaria para encender la mecha de la bomba contra Señales de Humo por esquilmar las arcas del Club con sus recursos que solo buscan lo peor para el Atleti.


Estas declaraciones, hechas días después de regresar de China, nos llevan a pensar que Wanda realmente no era un pez…sino que ha salido rana. Pero en fin, cada uno que piense lo que quiera, lo cierto es que los diarios desde ese día no han amanecido con ningún fichaje más del Atleti y sí con ventas por doquier. Tiempo de salidas, pues.

Y encima el fichaje que parecía cerrado, Nico Gaitán, se descuelga con los famosos flecos sembrando la duda entre la afición, ya de por sí, bastante escamada.

Pero volvamos a los medios…

Nótese que ningún medio hace referencia a las ilegalidades cometidas en el proyecto urbanístico anulado por los tribunales, porque para los medios de intoxicación y por mor de sus gestores sospechosos habituales, Atlético de Madrid y delito van de la mano con una naturalidad apabullante desde el año 2003. Mucho menos van a dar notoriedad a simples ilícitos civiles o administrativos. Es demencial, sí.

Adviértase también cómo ningún medio se hace eco de los 72 millones de pérdidas derivados de  la venta fallida de expectativas urbanísticas en Alcorcón –también por un planeamiento tumbado por la justicia- , porque debe ser que con ese dinero no estaba previsto fichar.

Y por último, repárese que ningún medio saca a la palestra que el traslado a la Peineta va a costarle al Club cerca de 300 kilos, créditos que habrá que devolver mediante, porque eso seguramente tampoco redundará en perjuicio del desembolso en los deseados fichajes de Simeone y la afición.


En definitiva, nada importa a la hora de mermar el poder adquisitivo del Atleti para fichar salvo la actividad judicial de Señales de Humo. Como si fuera a Señales de Humo a la que le han dado la razón esta vez los tribunales. Como si se pudiera elegir el momento en que se dicten las sentencias por los tribunales: Oiga Señoría espérese a que se dilucide quién gana la Liga…perdón Señoría aguante hasta que disputemos la final de Champions…hombre Señoría que ahora se abre el mercado de fichajes…Nunca es buen momento para que su Señoría se la meta doblada a los que detentan ilegítimamente la mayoría accionarial del Atleti. De traca.


Resulta grotesco el tratamiento que los medios que carecen de la necesaria independencia, le dan a las fechorías del personaje que fue condenado por estafar a su propio Club a 18 meses de prisión y a su compinche el cooperador de apropiación indebida prescrito.

Y aún así, con esos antecedentes delictivos, unidos a fraudes de ley civiles y nulidades administrativas, no solo obvian el daño que el hacen al Atleti, sino que pretenden que nos pongamos a remar en su mismo barco, por el bien del Club.

No se dan cuenta que el barco de Gil Marín y Cerezo no es el mismo que el de la afición del Atleti. O no lo quieren asumir. No lo hacían en las vacas flacas ni lo hacen ahora en los días de vino y rosas. Deportivamente hablando, claro, porque institucionalmente las vacas engrosan una famélica legión, casi fantasmal, por mucho que se las quiera vestir de Armani y presentarlas en palcos vips –eso sí, sin la rojiblnca puesta y con las bufandas en la mano, que la bufanda ahora debe ser un instrumento de negocio y no de apoyo y sentimiento al Club-. Véase en el siguiente enlace cómo el business no entiende de pasiones.

http://www.neptunopremium.com/business


La afición rema en patera mientras ellos van en yate de lujo con una eslora agigantada por el saqueo sistemático al Club, como dijo aquél denostado Fiscal. Y el que suscribe de ese barco ya se bajó hace mucho.

Pude intervenir hace unos días en ese medio de la especial inquina contra Señales al que antes hacía referencia, ya por tercera vez. Se llama Radio Neptuno @RadioAtleti2014. He de reconocer que ni me gustó mi intervención en el programa, en el cual estuve altivo y algo atropellado, ni tampoco mi actividad en twitter los días anteriores y posteriores en relación con el debate creado sobre la Mahou-Calderón. Lo cierto es que venía precedida por una imputación de que “Señales se movía por dinero y para chupar del bote” que me enervó por injusta y falsa, pero no es excusa. Antes daré las gracias a todos aquéllos cuyos nombres no citaré para evitar pasar por alto alguno y apoyaron a Señales con denuedo en el debate. Pero sobre todo pido perdón por actuar de esa forma a todo aquél que haya podido ofenderse o salir defraudado. Yo no soy así, no suelo perder el control ni entrar en debates bizantinos sin salida que a veces han rayado el patetismo por ambas partes. No intervendré más en ellos, pero sí expresaré aquí mi opinión sobre dicho medio. No dudo que no sean muy atléticos, que quieran lo mejor para el Atleti. Y ni sé ni me importa de dónde se financian. Pero creo que hacen un flaco favor a la afición porque se lo hacen a la verdad y a la ecuanimidad. Su intención es informar pero sus fuentes, que beben de manantiales tóxicos gilistas, están envenenadas. Cada uno es muy libre de actuar como le venga en gana. No seré yo quien les exija nada. Les deseo suerte, pero espero que encuentren la independencia que hoy les falta precisamente por no entender que su barco no es el de los propietarios ilegítimos del Club. Salvo que actúen con conciencia. En ese caso también suerte. A mí no me tendrán más enfrente por mucho que me busquen.


Como ya dije antes, yo me bajé de ese barco tiempo ha y…LA CULPA ES DE SEÑALES DE HUMO.